Si os preguntáis de qué va esta web, quién soy yo, si el universo es infinito o tan solo ilimitado en 4 dimensiones -y quien dice 4, dice 11-, sabed que en esta página únicamente trataré de responder a las dos primeras preguntas. De la tercera, fingiré que conozco la respuesta pero me la callo por discreción.
Pues en realidad, tan solo dispone de persona física V.J. (de Vicente Juan) Nácher. Nací a mediados del siglo pasado en Villarrobledo, en la provincia de Albacete, pero por los pelos. Manchego pues, con ese sentido del humor que nos dan la tierra y la obsesión de nuestros mayores por educar a los guachos a base de vino en los años 50. Sin embargo, me crie entre Saint Claude (Jura) en Francia, estudié -algo, que no conviene abusar- en Torrent (Valencia), maduré en el cinturón rojo de Barcelona, y ando por el proceso de envejecer con mayor o menor dignidad en la mágica villa de El Borge, cerca de Vélez-Málaga.
En cuanto a mi mal nombre, es cosa manchega. Cuando tras diversos avatares laborales acabé recalando de nuevo en Villarrobledo, allá por 2009, gané por mi tamaño el apodo de Bigardo, más tarde redondeado con el insultante calificativo de Baladre sin motivo alguno, porque les dio la gana. Tomele cariño al susodicho alias -ni idea de por qué- y me escondí tras él cuando empecé a publicar relatos.
Pero personas físicas, con cuerpo y todo, solo hay una.
De la casualidad en general, y de la [mala] política en particular. Veamos cómo lo explico.
Allá por 2011, y de nuevo en 2013, el gobierno del inefable presidente don Mariano Rajoy incrementó el horario de los funcionarios públicos cuando yo estaba destinado en el SEPE. Como los inefables dirigentes no creyeron relevante incrementar la carga de trabajo ni el horario de apertura al público, me encontré con una hora libre al día, debidamente no retribuida porque los salarios fueron bajados en lugar de subirlos. Como el sueldo no daba para grandes diversiones, tuve que encontrar alguna forma de entretenerme que fuese gratuita. Así me dio tiempo a escribir dos novelas antes de jubilarme a finales de 2018: Los viajes de Ifigenia y La llegada del Golem.
Hasta entonces, yo me había contentado, por falta de tiempo, a escribir artículos técnicos relacionados con mis estudios del momento en el mundo informático y de las ciencias sociales. Para mi sorpresa, la actividad de escribir ficción me gustó, y desde entonces no he parado. En la actualidad, me temo que se ha convertido en una adicción.
Pues sí, lo hice y además sobre temas bastante sesudos que fui recogiendo en mi blog del Gran Baladre, actualmente bastante abandonado. Sin embargo, tales artículos sobre temas sociales, políticos y ecológicos pasaron sin pena ni gloria por blogs propios y ajenos, causando más frustración que placer.
Una vez jubilado, y habida cuenta del caso que se me hacía, me pasé a la ficción. No es sorprendente, podría citar a unos cuantos políticos en activo que emiten discursos que son pura ficción y bien que les votan.
Lo podéis ver en el vídeo aquí debajo. Corresponde a una entrevista que me hicieron los amigos de la tele local de mi pueblo, CANAL 4 de Villarrobledo..